La agresión a Sheinbaum también es violencia laboral
La violencia en el trabajo es un fenómeno a menudo invisible, a veces sutil y muy normalizado, sobre todo en un país que tiene altos índices de violencia, sin embargo, sus efectos son devastadores. Y no es abstracto: el 4 de noviembre de 2025, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, denunció penalmente haber sufrido abuso sexual durante un recorrido público en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Además del ángulo de seguridad pública y de violencia de género, no perdamos de vista que este hecho ocurrió mientras la presidenta estaba en su jornada laboral.
México adquirió responsabilidades al ratificar el Convenio 190 sobre la violencia y el acoso (C190) de la Organización Internacional del Trabajo que protege a las y los trabajadores de la violencia laboral en el propio centro de trabajo (incluidos espacios públicos o privados), durante desplazamientos y hospedaje en el marco de viajes, eventos, capacitaciones o actividades sociales de trabajo; en comunicaciones laborales, y en los trayectos entre el domicilio y el lugar de trabajo.
Sin embargo, a pesar de que este tratado está en vigor en México desde 2023 siguen pendientes armonizaciones legislativas que son necesarias para que no quede en letra muerta. El mismo convenio enfatiza la corresponsabilidad de empleadores, trabajadores, gobierno y otras partes interesadas para prevenir, atender y reparar la violencia laboral.
La respuesta institucional en el Plan Integral contra el Abuso Sexual presentado ayer es una oportunidad de integrar a la agenda legislativa armonizaciones necesarias para darle potencia al convenio. Aquí algunas consideraciones desde esta óptica:
Reforma legislativa: Además del llamado a homologar el delito de abuso sexual en todo el país, está pendiente la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) que incorpore el concepto de violencia laboral y con ello se establezcan nuevas obligaciones para las personas empleadoras y del Estado.
Por otro lado, un estudio realizado por la organización Intersecta que analiza distintas perspectivas para la armonización legislativa del Convenio 190 se delinean recomendaciones que pueden ser muy útiles para integrar esta línea de acción a la implementación de este plan.
Acceso a la justicia: Si bien como parte de la reforma laboral de 2019 se generó un nuevo sistema de justicia laboral que tuvo mucho impacto al tener la conciliación como vía de entrada para atender las denuncias, también tuvo muchas falencias puesto que en opinión de personas expertas la ausencia de acompañamiento jurídico en esta primera etapa implicaba menor acceso a la justicia para personas trabajadoras al no contar con el conocimiento suficiente para tomar decisiones informadas.
Además, la reforma del sistema judicial ha significado un retroceso en las capacidades técnicas puesto que se ha perdido capital humano que ya estaba formado en la materia, además del rezago generado en los meses de paro en protesta contra dicha reforma.
Cambio cultural: La conversación alrededor de campañas y reeducación para personas agresoras y la promoción de la denuncia es muy necesaria, pero también es necesario un cambio de raíz en nuestra cultura laboral.
Incentivar la denuncia es contraproducente si los mecanismos para atender la violencia en cualquiera de sus niveles no responden eficazmente y si las represalias siguen siendo una práctica común.
La agresión a Sheinbaum también es violencia laboral, porque ocurrió mientras trabajaba y el C190 la reconoce en espacios públicos, traslados y comunicaciones de trabajo.
Si le ocurre a la presidenta a plena luz, imagina lo que sucede a miles de personas trabajadoras sin cámaras ni escoltas. El Plan Integral contra el Abuso Sexual abre una ventana, pero sin armonización legal, obligaciones claras en la LFT, mecanismos de denuncia que sí funcionen, rehabilitación de agresores y sobre todo, la restitución de nuestro derecho a vivir libres de violencia, perdemos una oportunidad. Desnaturalizar la violencia laboral es el primer paso para prevenirla y atenderla como debemos.